miércoles, 11 de mayo de 2011

¡Aquél 13 de mayo en Madrid!


Aquel dejo un extracto del capítulo dedicado al día de la alternativa:


Las agujas de reloj, insobornables, siguen su paso y a primeras horas de la tarde, tras un frugal almuerzo, Santiago se viste en la soledad de su habitación con la ceremonia de siempre, con la compañía de la soledad, en busca de la paz y sin algarabías, mientras Barajitas, quien en esos días era su mozo de espadas, iba colocándole las distintas prendas del vestido de torear. Al finalizar el ceremonioso acto de vestirse el torero reza ante el altar que siempre lo acompaña y que estaba integrado por varias estampas, una de ellas dedicada a la virgen del Socorro, patrona de Vitigudino y a la que siempre se encomendaba y pedía protección.

A continuación, junto al mozo de espadas, baja hasta el coche que estaba aparcado en la puerta del hotel para trasladarse a la plaza de Las Ventas. Todo ello en el escenario de una tarde primaveral, soleada y con las calles de Madrid abarrotadas de gente con ganas de vivir, de ser partícipes de los grandes acontecimientos taurinos cuando las corridas eran el principal espectáculo del pueblo y de disfrutar también, justo cuando faltan dos días para que lleguen las fiestas de San Isidro, el patrón de la Villa y Corte, que llena, sus calles y plazas de chulapos y de chulapas en una celebración tan vistosa.

Los ecos de su primer triunfo

La plaza de Las Ventas está abarrotada y la reventa trabaja a destajo en la explanada exterior con el ojo avizor para burlar la presencia de la siempre temible policía. En los exteriores miles de personas intentan alcanzar las puertas para acceder al interior en una estampa colorista, hermosa y muy viva de una Fiesta de verdad. Una Fiesta sin tapujos en la que un hombre se juega la vida para crear arte en un espectáculo, el único entonces, que era la vía de escape de numerosos muchachos para redimirse de la pobreza y encontrar una situación social y económica de la que carecían por su cuna humilde.

En los corrales de Las Ventas espera una entipada corrida de Alipio Pérez-Tabernero Sanchón, charro lígrimo de personalísimas patillas, decimonónicas, para una terna encabezada por Gregorio Sánchez, sobrio torero toledano, y el valentísimo Diego Puerta, quien comparece como un vendaval tras el éxito de su anterior San Isidro y de arrollar en la mayoría de las ferias de España. La corrida, que tenía carácter de máximo acontecimiento, era retransmitida en directo por TVE, la única cadena que entonces existía y cuyos comentarios iban a ser recogidos por Lozano Sevilla, que era el taquígrafo personal del general Franco y esa tarde vivía la que iba a ser su primera retransmisión al frente la televisión pública, la del debut, después de sustituir en el cargo a Mariano García Ramos.

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